domingo, 4 de octubre de 2009

Hoy escribo para declarar una guerra.

Todo humano viene al mundo igual, desnudo y expuesto, dependiente de los demas, todo el mundo se alimenta de la confianza al nacer y de ella nacen los primeros pasos y balbuceos. Donde estariamos sin un brazo que nos hubiese sostenido o una carantoña que hubiese liberado nuestra risa...
Pero crecemos y todo cambia, la vida nos enseña con duras lecciones que no todo es jauja en el jardin de la alegria; sufrimos en nuestras carnes los primeros golpes que haran endurecer el alma, y de ellos aprendemos. Nuestra confianza se vuelve hostil, selectiva, sin darnos cuenta tejemos una coraza para no volver a estar desnudos ni expuestos, nos hacemos fuertes con la metamorfosis.

Y ahora que soy fuerte, y vuestras balas no pueden hacer mas que rebotar en mi kevlar vengo a declararos la guerra, a los que hicisteis desconfiar, al que no quiso confiar en si mismo, al que no lo hizo en los demas, al que convirtio la otrora confianza en la peor arma, al que se aprovecho...
Vengo a declararos la guerra y no teneis armas para herirme, he aprendido a equivocarme, he aprendido a aprehender y sobre todo... he aprendido a perdonaros. Por eso hoy escribo para declarar una guerra, una guerra en la que no habra vencedores ni vencidos... solo un abrazo.